El zafiro es una de las piedras preciosas más valoradas y admiradas, no sólo por su belleza, sino también por su durabilidad y simbolismo. Su nombre proviene del término griego ‘sappheiros’ y del latín ‘saphirus’, que significan azul, el color más representativo de esta gema. Sin embargo, el zafiro puede presentar una gran variedad de colores, desde el blanco hasta el negro, pasando por el rosa, verde o amarillo. Estos colores se deben a la presencia de diferentes elementos químicos en su composición, como el hierro, el titanio o el cromo. 

Esta gema pertenece a la familia del corindón, a la que también pertenece el rubí. Este es un mineral poco común que se forma a partir de óxido de aluminio. La diferencia entre el zafiro y el rubí se encuentra en el cromo, que abunda en esta segunda piedra y le aporta su característico color rojo. 

El zafiro es la segunda piedra preciosa más dura, tan solo por detrás del diamante. Esta tiene una dureza de 9 en la escala de Mohs. Esto quiere decir que, una gema de zafiro podría ser rayada únicamente por un diamante y que esta, puede rayar a todas las que se encuentren por debajo en esta escala. 

Se trata de una gema que se puede encontrar en varias partes del mundo, pero los principales yacimientos de este se encuentran en Sri Lanka, Birmania, Tanzania e India. También podemos encontrar algunos en otros lugares como Estados Unidos o Australia. 

Su valor dependerá de varios factores, entre los cuales encontramos su origen, corte, color, pureza y tamaño. El color más apreciado es el azul intenso, conocido como azul de Cachemira, por proceder de una región de India que lleva el mismo nombre. El zafiro más caro vendido hasta la fecha se trata del ‘Blue Belle of Asia’, un zafiro de Ceylán de casi 400 quilates, que se subastó por 17,3 millones de dólares en 2014. 

Además, el zafiro tiene una larga historia y una gran simbología. Se le atribuyen propiedades protectoras, curativas y espirituales, y hasta se dice que puede llegar a favorecer la sabiduría, la felicidad y la paz. También se la considera una piedra de la realeza, ya que ha adornado las joyas y coronas de gran cantidad de monarcas y nobles.  

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